Un estudio concluye que los espacios verdes ayudan a mejorar el rendimiento de los escolares y potencian la creatividad al incrementar la atención y reducir el estrés
La vuelta a las aulas es una buena oportunidad para que los profesionales de los centros educativos, las administraciones públicas y las familias de los alumnos se planteen la posibilidad de llenar las escuelas de plantas y disfrutar de sus múltiples beneficios. Contar con espacios verdes en entornos educativos puede ayudar a mejorar el rendimiento de los estudiantes, potencia la creatividad, el conocimiento de la naturaleza de forma directa y aumenta la sostenibilidad de las instalaciones.
En este sentido, un reciente estudio realizado por investigadoras de la Universidad Católica Australiana, en colaboración con profesionales de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) y del Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado en el portal académico The Conversation, señala que una mayor presencia de espacios verdes en el entorno de las escuelas y la reducción de la polución del tráfico podría – según evidencias preliminares- ayudar a mejorar el rendimiento de los estudiantes. La conclusión de la investigación señala que la mejora de los resultados en el aula en alumnos de centros rodeados de más zonas verdes y con menos tráfico se podría deber a un incremento de la atención y la reducción del estrés.
Al mismo tiempo, las plantas pueden ecologizar los espacios educativos. Como señala la Royal Horticultural Society de Reino Unido en su programa School Gardening, la inclusión de estas en las instalaciones educativas puede ayudar mediante cubiertas y paredes verdes a aislar los edificios en invierno y a mantenerlos más frescos en verano.
Los techos verdes, señala la prestigiosa entidad, también ayudan a reducir las inundaciones por lluvias en patios y jardines. Además, recuerdan, las plantas ayudan a mejorar la calidad del aire.
Desde la campaña ‘Europa Florece’, impulsada por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (Fepex), recuerdan que «estar rodeados de plantas y flores mejora nuestro estado anímico, son fuente de creatividad e inspiración».
Los ambientes con más oxígeno y humedad, menos CO2 y sustancias nocivas nos hacen sentir más relajados, menos estresados y ansiosos, con la mente más clara y serena en todos los ámbitos vitales, y por tanto también en los colegios y centros educativos que comienzan ahora el curso.
Entre los beneficios físicos que las plantas nos proporcionan destacan los derivados de la fotosíntesis, su función biológica esencial, que son la producción de oxígeno y la captación de dióxido de carbono.
También, muchas de ellas tienen la capacidad de filtrar sustancias nocivas dispersas en el ambiente. El resultado: un aire más puro y limpio en nuestros entornos vitales. Entre esta últimas podemos destacar el espatifilo (spatiphyllum sp), la cheflera (schefflera sp.) o la palmera de salón (Chamaedorea sp)
La presencia de plantas influye de manera directa en nuestro estado de ánimo. Ambientes con más oxígeno y humedad, menos CO2 y sustancias nocivas, nos hacen sentir más relajados, menos estresados y ansiosos, con la mente más clara y serena.
Además, la sinfonía de color de sus flores, los verdes de sus hojas y sus atractivas formas son precursores de alegría y optimismo. Entre muchas otras plantas podemos destacar la camelia (camellia sp), los ficus (ficus sp.) o las hortensias (Hydrangea sp).
Por otra parte, el ICTA-UAB es una de las tres instituciones que participan como socias científicas en el proyecto Refugios Climáticos, una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona que ha convertido 11 escuelas de la ciudad en espacios adaptados a los efectos del cambio climático como las olas de calor. Se han transformado los patios introduciendo vegetación, espacios de sombra y puntos de agua.
A través de instrumentos de medida, se evalúan los cambios en el CO2 en función de la temperatura, el espacio, la presencia de plantas o no que hacen la fotosíntesis, espacios de sombra, la humedad, etc… Todo ello, a partir de experimentaciones con el alumnado al que se enseña a tomar las medidas y evaluar los cambios que las intervenciones han provocado en su entorno vital.